Vacunación en la Adolescencia: La Última Oportunidad

Dr. Eduardo Rubinstein

En esta sección enfocamos la información en la Prevención de enfermedades que pueden traer graves consecuencias para el futuro de los individuos. Tenemos la gran posibilidad de protegernos de ellas de manera eficiente. Esta serie de artículos pretende acercarnos a esta realidad y comprometernos a mejorar nuestra salud y la de nuestros hijos.

Cuando hablamos de los objetivos a lograr con nuestros adolescentes y jóvenes para que lleguen a la adultez integralmente sanos, la protección con vacunas ocupa un lugar muy importante. Los adultos responsables de su futura salud sabemos que esta es nuestra última oportunidad antes de que superen esta etapa de la vida.

Como estrategia es conveniente anticiparse y completar entre los 10 y 12 años todas las vacunas factibles de realizar, esto tiene varios beneficios: cuanto antes los vacunemos antes están protegidos, es más fácil para los padres llevar a vacunar a esta edad que conseguirlo cuando son más grandes, y por último al hacerlo a esta edad se necesita menor dosis y se abaratan los costos.

VACUNAS:

Doble Adulto: de acuerdo al carnet de vacunación oficial actual es la única vacuna obligatoria indicada a los 16 años, protege contra la difteria y el tétanos, a partir de los 6 años se debe colocar cada 10 años. Es de lamentar que esta importante vacuna no es controlada ni por los colegios en el caso de los adolescentes escolarizados ni por el estado en la renovación de los documentos.

BCG: Pese al aumento de la tuberculosis se ha suprimido el refuerzo que anteriormente se aplicaba a los 16 años junto con la doble adulto. La protección de esta vacuna sigue siendo muy cuestionada, ha mostrado efectividad en proteger en los primeros años de vida de las formas diseminadas de esta enfermedad y es por eso que se mantiene el esquema de dar la BCG al nacer y a los 6 años, pero se ha confirmado la falta de efectividad después de esta edad.

Triple antiviral (Sarampión, Rubéola y Paperas): es recomendable que se llegue a la adultez con dos dosis de estas vacunas en el transcurso de la niñez y la adolescencia.

Sarampión: en la última epidemia en nuestro país del año 1998, los adultos jóvenes fueron uno de los grupos más damnificados, por la falta de revacunación, y la consiguiente caída de los anticuerpos protectores.

Rubéola: la vacuna antirubéolica es fundamental para que todas las mujeres lleguen con una buena protección a la edad fértil, evitando así la dramática consecuencia del síndrome de la rubéola congénita.

Paperas: la vacuna antiparotídea tiene suma importancia en el varón por la posibilidad de localizarse esta enfermedad en los testículos. Esta complicación puede ocurrir después del desarrollo puberal, pudiendo en un futuro ocasionar esterilidad.

La vacuna triple antiviral, por ser con virus vivos atenuados, no se puede indicar en la embarazada. Luego de aplicada, se deben tomar precauciones para evitar un embarazo por un plazo de 3 meses.

Anti hepatitis B: es recomendable para todos los adolescentes y jóvenes antes de iniciar su vida sexual activa. La hepatitis B se contagia de manera similar al HIV/SIDA, pero es mucho más contagiosa que ésta y con la vacuna se tiene una poderosa herramienta para prevenirla.

Para protegerse se deben recibir tres dosis: la primera, la segunda al mes, y la tercera a los seis meses.

Antivaricelosa: se aconseja la protección con la vacuna a los adolescentes que no hayan tenido esta enfermedad. Si los vacunamos antes de los 13 años, se puede hacer una sola dosis y después de esta edad debe recibir dos dosis con diferencia de 2 meses.

Anti hepatitis A: los estudios realizados en nuestro país sobre hepatitis A, indican que la mayoría de la población adolescente tiene defensas, por lo que se recomienda a esta edad realizar serología previa antes de decidir la indicación. Se aplican dos dosis con un intervalo de 6 meses.

 

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