Dras Alejandra Julia Giurgiovich y Analía Tablado

Para niños y adolescentes

Actualmente se habla mucho más frecuentemente de “maltrato y abuso sexual”. En los diarios leemos sobre niños pequeños que son golpeados o maltratados psicológica o físicamente por algún adulto, o sobre adolescentes varones o mujeres que son abusados sexualmente. Pero… ¿Qué es el maltrato y el abuso sexual? ¿A quién le puede ocurrir? La respuesta es que le puede ocurrir a cualquier persona, de cualquier edad, pero sobre todo a los niños y a los jóvenes, por la falta de experiencia o por desconocimiento.

Para evitar situaciones peligrosas y desagradables debemos conocer cómo comienzan.

A partir de la pubertad nuestro cuerpo cambia, comienza a tener formas de mujer o de varón y, por lo tanto, llama más la atención. Pero nuestro cuerpo debe ser cuidado y respetado. También las otras personas deben respetarlo.

Cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible, por lo que somos muy valiosos y debemos cuidarnos y querernos. Como nuestro cuerpo es tan importante lo debemos proteger y nadie tiene derecho a hacernos cosas que nos incomoden o lastimen.

Tanto el maltrato como el abuso sexual son situaciones que nos “hacen sentir mal”. El maltrato puede ir desde insultos, no cuidarnos o protegernos, hasta el castigo físico o los golpes. El abuso sexual también puede presentarse de distintas formas: que nos toquen o besen en lugares íntimos (genitales, pechos, etc.), que nos obliguen a mirar fotos, revistas o películas pornográficas, que alguien nos obligue a tocarle los genitales o a tener relaciones sexuales.

La persona que abusa de otra comienza a hacerlo, por lo general, de forma muy sutil, es decir, al principio puede acercarse para hablar, luego invitarnos a un lugar más aislado, y nos puede ofrecer regalos o dinero a cambio de algo. Esto lo puede hacer un desconocido, pero muy frecuentemente el abusador es una persona conocida, querida, cercana o perteneciente a la familia.

Todas estas situaciones nos hacen sentir mal, nos incomodan, nos desconciertan y hasta podemos llegar a pensar que la culpa es nuestra. Además, el abusador puede decirnos que debemos mantener esta situación en secreto, que si lo contamos no nos creerán, que nuestros padres nos castigarán o que somos nosotros los que provocamos esta situación. Pero ello no es así.

Cuando algo no nos guste, nos incomode, nos resulte extraño o nos dé miedo debemos hablarlo con alguna persona en la que confiemos: mamá, papá, algún familiar cercano y confiable, maestros, médicos, etc. para pedir ayuda.

Para evitar estas situaciones no debemos darle confianza a extraños, ni quedarnos solos con ellos. Cuando nos piden cosas que nos parecen raras o no nos gustan, debemos decir que NO, irnos y pedir ayuda a un adulto confiable.

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Nos seguiremos comunicando.

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